EL RESPETO ES LA UNICA ARMA Ú TIL PARA UN MUNDO MEJOR
Esta semana ha empezado triste, los atentados de París nos dejaron un fin de semana negro y han entristecido a la mayoría de gente que estamos en contra de la violencia, que no podemos tolerar que no se respeten los derechos humanos ni la libertad. Al escuchar las noticias el viernes por la noche, el odio me invadía, no podía pensar con claridad después de una barbarie como esa, e intenté mantener la cabeza fría, convencerme de que este grupo radical no es un todo, no refleja una religión y a sus seguidores, por mucho que ellos quieran hacérnoslo creer. Es una lucha del bien contra el mal, y en cada lado hay gente de toda clase y condición. Intentaba que la rabia no me hiciera pensar en que todos los musulmanes son iguales, no sería justo pensar así, no los podemos poner en un mismo saco a todos, pero a los radicales, los que han perdido la cabeza y sólo piensan en hacer daño, y transmitirlo a niños y jóvenes, sin medida, sin tener en cuenta nada, lamento decir, que no puedo evitar desearles lo peor, porque han destrozado familias, han creado el terror en toda una ciudad, y en el mundo entero.
Todos sabemos que no podemos dejar que nos atemoricen, pero después de un acto como el del fin de semana, lo más normal es sentir miedo, y solidarizarnos con nuestros compañeros franceses que han quedado más que tocados, y a los que todavía les está costando coger el ritmo normal de sus vidas, porque si nos cuesta a nosotros, no puedo imaginar cómo les tiene que estar costando a ellos. Además, lamento profundamente, también, haber sabido que una editora joven, a quien no conocía personalmente pero sí a una de sus compañeras, que nos habló de ella, incluso, en la feria de Frankfurt, ha sido una de las víctimas del atentado. Una chica joven con una brillante carrera por delante, como muchas de las demás víctimas de este tremendo acto sin escrúpulos. Sólo pensarlo, se me remueven las entrañas, porque pienso lo injusto que es para toda esta gente haber estado en el lugar equivocado, sin saberlo.
Y que hubiera podido ser cualquiera de nosotros. Debo dejar de darle vueltas porque sentimientos como rabia y venganza son los que se me despiertan sin poder contenerme, y sólo la pregunta de por qué existe gente que abducida por lo que sea y en nombre de quien sea sacan lo peor de sí mismos. No podemos dejarnos vencer por el terror, porque la vida sigue, y debemos confiar en que el mundo puede y debe ser mejor, a pesar de que pasen injusticias como estas, que no podemos controlar. La mayoría de gente es buena, quiere vivir feliz y en paz, y es importante que todos los que queremos esto sepamos cultivarlo a diario con los nuestros. El día a día es más importante de lo que creemos para crecer con valores como la honestidad, la solidaridad y la bondad. Condenemos actos como el de París, e intentemos que las nuevas generaciones aprendan que ni los fanatismos ni los radicalismos sirven para nada, todos los extremos son malos, y saber defender las creencias de cada uno desde el respeto y la humildad es lo que nos hace ser humanos y nos distingue de las bestias.
Hoy no puedo dejar de recomendar un libro, publicado solo en ebook, pero que ya predice que este fanatismo de algunos puede acabar con el mundo entero. UN MUNDO REAL de Francesc Juvanteny nos relata a través de un thriller trepidante que la realidad, lamentablemente ha superado a la ficción. En la novela, un grupo formado por los máximos manipuladores en sus especialidades, capaces de dominar las industrias armamentísticas y las armas estratégicas, quieren cambiar el curso de la historia. Los dominios entre estos poderes llegan hasta el mismísimo Vaticano. La iglesia de San Pedro, que siempre ha estado presente, se mueve en el filo de la navaja por conveniencias. Tiene su peculiar quid pro quo. El auge del terrorismo islamista no coge a todo el mundo desprevenido, por mucho terror que éste disemine. La propia fe, quizás, pueda unir más criterios de lo que realmente parece.
Quizás lecturas como la de Francesc pueden ayudarnos a comprender, no a aceptar, lo que pasa en este mundo real.
“Hay que unirse no para estar juntos, sino para hacer algo juntos” Juan Donoso Cortés.