Es difícil en ciertas edades tener una personalidad forjada, no seguir al grupo en plan rebaño y defender una opinión aunque seas la única que piense de esa manera. Y luego al carácter se añade el tema físico: si eres alta o baja, gorda o delgada, fea o guapa. Siempre contaba a mi hijo un cuento antes de ir a dormir sobre cómo deberíamos ser capaces de no juzgar a nadie nunca sin conocerlo, y menos por su aspecto. Era una historia inventada de niños diferentes, con virtudes y defectos, que le encantaba, y siempre al terminar decíamos juntos la misma frase: no importa el aspecto de nadie, lo que importa es el corazón.  Pues Petrus Gonsalvus, un rey Guanche, es el protagonista de PONTE EN MI PIEL, la novela de Emma Lira que ha publicado Espasa Calpe esta semana.

Petrus es diferente, y por eso rechazado por su pueblo que lo considera un ser demoniaco. Petrus acaba en la corte de Enrique II de Francia y Catalina de Médici, donde llega como un obsequio para el rey. Allí lo tratan como una simple mascota para divertimento real. Sin embargo, el monarca ve en él el brillo de una inteligencia despierta y sensible, y decide acogerlo bajo su protección. Petrus conoce entonces a Diana, hija bastarda del rey, que se convertirá en su amiga, cómplice y confidente. Los dos aprenderán a desenvolverse en la corte y lucharán por encontrar su lugar en ese mundo que los margina. Hasta que se cruza en su camino Catherine, una hermosa dama de compañía de la reina, elegida para ser la esposa de Petrus. Él se verá obligado a tomar una difícil decisión.

Tenemos ante nosotros la verdadera historia de la Bella y la Bestia, plasmada en el siglo XVI. Una novela que conmueve, que remueve y que sobre todo enganchará de principio a fin tanto a aquellos que les gustan las historias de amor y de superación, como a los que siendo diferentes no se sienten únicos, porque después de estas páginas quizás su visión cambia y ponen en valor lo que los demás no tienen.