El verano es un buen momento para que cada uno saque el aventurero que lleva dentro, si es que lo tiene, dado que aunque me veáis muy Indiana Jones este trimestre, soy bastante poco de aventuras y muy/demasiado prudente. Sin embargo todos los extremos son malos, ser cualquier cosa en exceso, igual que en defecto, te priva de cosas en la vida, pero yo creo que eso va con el carácter de cada persona, y se puede trabajar, pero difícilmente cambiar. Se puede uno aventurar con muchas cosas, las más “sencillas” son las lúdicas como tirarse en paracaídas, hacer puenting o cualquier deporte de riesgo, ir al parque de atracciones y subir a todo lo más alto, y así sacar toda la adrenalina que llevas dentro (yo no me atreveré nunca hacerlo, y confieso que envidio los que pueden vencer ese miedo interior y hacerlo). Sin embargo la aventura de verdad es la de cada día, como nuestro Indiana Jones, que bajo ese profesor universitario de arqueología esconde el verdadero aventurero, el del sombrero y el látigo, que transforma su vida universitaria en una GRAN AVENTURA extraordinaria. Pues la de muchos ciudadanos también la podríamos tildar de aventura, y de riesgo, aunque no tan divertida como la de Indiana. La aventura particular que estamos viviendo cada día los autónomos, que debemos luchar contra viento y marea para tener un poco de dignidad. Es descorazonador que los pequeños empresarios, los que tienen que cargar con el peso de crear empleo, quienes son los que luchan para seguir moviendo la máquina y que esto no pare, los que tenemos que mantener un equipo con ganas de trabajar, pero al cual no se les pueden mejorar las condiciones, hoy por hoy es inviable, y en cambio se les pide cada vez más, es injusto. Como también lo es tener que pagar impuestos desmesurados, que no corresponden a la situación actual ni de lejos, que parece que estemos locos de atar, y cuidado si te pasas un día, porque la multa no te la quita nadie, a pesar de lo que cada día vemos en la tele, los casos de fraude de los peces gordos, que nos estafan sin miramientos. ¿Tenemos que seguir aguantando?

Además, y lo más importante, es poder mantener viva la ilusión de tener trabajo, inventarte las mil y una para que la llama no se apague y que el equipo no se venga a bajo, vea un sentido en seguir trabajando con ganas. O sea, mantener el equilibrio entre trabajo diario, que debe hacerse con ánimo, y la situación emocional que es cada vez más insegura, por tanto ese equilibrio se hace difícil de mantener si te importa lo que haces, y te importan las personas con las que lo haces, como es nuestro caso. Por suerte, trabajamos en algo que nos apasiona, que por poco bien que vaya, ya te emociona, y eso es un punto muy a favor para no caer en  el desánimo, pero los nervios de la calle, del mismo sector, ayudan poco, así que si reflexionásemos juntos, y entre todos hiciéramos las cosas más fáciles, no sólo con el objetivo de ganar uno mismo, sino de ganar todos, un win to win, creo que estaríamos escogiendo el camino hacia el lugar adecuado para reconducir varias cosas en esta nueva vida que nos ha tocado vivir. ¿No creéis?

Esta semana vuelvo a recomendar el libro de Borja Vilaseca, QUÉ HARÍAS SI NO TUVIERAS MIEDO (Conecta), porque nadie debería tener miedo de enfrentarse al nuevo paradigma social. Es toda una aventura, pero debemos emprenderla y pronto.

Y siguiendo la línea de nuestro nuevo Bruno Cazalibros, la película que os quiero recomendar es la primera entrega de las aventuras de Indiana Jones, EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA, dirigida por Steven Spielberg, en la que los dos intrépidos arqueólogos, Indiana Jones (Harrison Ford) y su divertida e independiente ex-novia Marion Ravenwood (Karen Allen), inician una emocionante búsqueda para encontrar el Arca de la Alianza.