Ha muerto Nelson Mandela una buena persona, una persona luchadora, convencido de sus creencias. Luchó por la democracia multirracial de su país y consiguió el Premio Nobel de la Paz. Dicen que era una persona dura, a la vez que afable, como los buenos líderes, según mi modo de ver. Ser líder no es fácil, y serlo y mantenerse, menos.

 Supongo que las personas excepcionales como Mandela, pueden con todo y saben cómo gestionarlo, pero los demás de los mortales, sufrimos, y perdonadme que me incluya, porque yo no me siento ni líder, ni mucho menos icono de nada, pero mi trabajo diario es el de lidiar con unos y otros, y sufrir cómo decir cada cosa en el momento justo y adecuado, y de la mejor manera posible. Dirigir a un equipo de diez personas y animarlas a que no desfallezcan, aunque el camino no sea llano, por eso sé de buena tinta que estar al frente de algo, por pequeño que sea, es una tarea ardua.

Muchas personas, que por su oficio acarician el éxito, la fama, o el poder de ser un referente para los demás, siempre confiesan que es más complicado de lo que parece, y que no es oro todo lo que reluce, y que si no tienes los pies en el suelo, y las cosas muy claras, puedes realmente perderte, en el sentido mas amplio de la palabra. Hay que tener claro que todo lo que sube baja, y ese vaivén es muy difícil de gestionar y debes trabajarlo muy mucho para no acabar, por lo menos, paranoico.

Así también lo planteó Nina, en la presentación del pasado lunes de su libro AMB VEU PRÒPIA publicado por Columna, llenando la sala con su sonrisa, con su vitalidad, y con su exigencia. Me gustó mucho estar en esta presentación (no siempre podemos estar en todas) porque se respiró profesionalidad, a la vez que compañerismo. Con un presentador de excepción, Jordi Bosch, y un público de diez, con grandes actores, periodistas, músicos y algún que otro escritor, Nina explicó lo dulce y amargo de una profesión. Yo me sentía pequeña, porque para mí, gente como Emma Vilarasau o Joaquim Maria Puyal, entre el público, son gente a la que admiro, me encanta cómo hacen su trabajo, y me sentía más fan que agente literario en ese momento, porque son personas que aman lo que hacen y quieren siempre hacerlo bien, y para mí lo consiguen con creces, todo sea dicho de paso. Sentí que el valor de la profesión era algo que predominaba, como me pasa a mí, con la mía, a pesar de lo difícil que se está convirtiendo trabajar hoy en el mundo editorial; y conocer a Nina, y poder ayudarla con su libro, es todo un reto también, porque siempre me ha parecido una persona seria, una persona que le cuesta abrirse, pero que sobre todo es una persona que defiende a muerte lo que hace, que sabe que sin trabajo, sin picar piedra, no se consigue nada, y después de leer su libro debo confesaros que, para mí, es un ejemplo a seguir, y por eso creo que AMB VEU PRÒPIA debería ser un libro de referencia para todo tipo de público, no solo  para la gente de la profesión o que quiera dedicarse al mundo del «espectáculo», que esos son los incondicionales, sino para todos aquellos que luchan por un sueño, por hacer de su talento (porque según Nina todos tenemos un talento que potenciar) su oficio, y quieren conseguirlo. Hay que saber que nada es fácil en la vida, que los artistas para defender lo que hacen muchas veces lo pasan mal, viven en una cuerda floja: músicos, actores, y los propios escritores tienen un trabajo con fecha de caducidad, y cuando éste acaba, vuelven a empezar casi de cero. Dependen de sí mismos, sin ataduras de larga duración, pero que a la vez es un arma de doble filo, difícil de manejar.

Aquí hay muchos artistas con talento, que defienden lo que hacen, y además la mayoría lo hacen muy bien, así que espero sepamos respetarles y aplaudirles cada vez que tengamos oportunidad de hacerlo, y que no vayamos a buscar fuera lo que ya tenemos dentro. El libro de Nina es un canto a esa lucha por una carrera, por un oficio, y las ganas de transmitir que si quieres, puedes. Ella lo ha conseguido, ya tiene un libro en la librería, y además, un libro para todos los públicos, no de minorías, sino todo lo contrario. Una lección de vida, de tesón y de amor a un oficio que, si todos lo tuviéramos, las cosas irían muy diferentes en este país, de esto estoy segura.

PELÍCULA – INVICTUS: En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del «Apartheid». Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional.