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Una sonrisa

Autor: Bruno jueves 11 noviembre 2010

Hoy me he levantado de mal humor, esta semana está siendo especialmente dura por diferentes aspectos, pero como ya hemos dicho en varias ocasiones en este blog, por suerte las cosas se pueden mirar desde distintas perspectivas. Sin embargo, lo que a mí realmente me duele son las actitudes de según qué gente ante las cosas. Ya sé que nunca se puede pedir que la gente reaccione como tú lo harías, debes ser flexible y amoldarte, pero me sorprende todavía que aunque tengas buena actitud, ganas de ayudar y predisposición, haya gente que no reaccione adecuadamente frente a este tipo de personas que lo han dado siempre todo y que su intención ha sido ser coherente cada día. Yo tengo muy claro desde siempre que  la cuerda no se puede estirar sólo de un lado, ya que lo único que conseguimos es romperla. En los diferentes aspectos de la vida siempre hay altibajos, pero los malos entendidos o rencillas que más duelen, al menos a mí, son los que pasan en el ámbito  laboral, o en de la amistad y el de la familia, porque para mí son los dos pilares más importantes. No es fácil convivir cada día con los compañeros de trabajo sin tener ni un rifi-rafe, tampoco es sencillo no tener ninguna discusión con la familia, y menos con los amigos, pero me sorprende cómo cada vez a la gente le cuesta más reconocer un error, y pedir disculpas. Creo que todos deberíamos reflexionar en esta cuestión, la primera yo porque seguro que he tenido momentos que no he sabido afrontar las cosas como debería, ya que esto es un aprendizaje diario y duro, pero lo mejor es ser consciente de que debemos aprenderlo. Un libro que me ha ayudado mucho en este aspecto del qué decir y cómo decirlo cuando te has sentido ofendido, es el de Mercè Conangla y Jaume Soler titulado SIN ÁNIMO DE OFENDER, que creo que muchos deberían leer.

Mi recomendación de hoy va para un libro que merece toda la atención. Su título es ALTA SENSIBILITAT, y ha sido publicado por Edicions 62, en catalán, y por Editorial Plataforma, en castellano. Explica en primera persona la vivencia de Isabel Palomeque, que a los 24 años de edad sufrió un ictus que le cambió realmente la vida. Tuvo que asumir muchas cosas de golpe, supo de repente que podía perderlo todo, incluso hubo gente que le falló y que no tuvo la actitud adecuada, como yo os explicaba más arriba, pero ella ha sabido cómo darle la vuelta a la tortilla, con espíritu luchador, y salir adelante siempre con una sonrisa. Así que con la sonrisa de Isabel es con lo que me quedo, y quizás ahora, ya no estoy de tan mal humor.

11 Responses to “Una sonrisa”

  1. Pensador dice:

    Hola, Bruno. Tema peliagudo este de pedir perdón, ¿verdad? Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas. Y me pregunto por qué las palabras a veces se nos escapan, o usamos las que no nos sirven y simplemente nos expresamos mal. Creo que hay circunstancias y las famosas «malas rachas», momentos en que nos estamos bien con nosotros mismos, y es duro ponerse en el pellejo del otro, aún más cuando no nos aguantamos ni en el nuestro propio… Es un ejercicio duro éste de reflexionar sobre nuestros errores, de decir «lo siento», dos palabritas tan sencillas pero que a veces quedan atragantadas. Tras un rifi-rafe lo mejor es airear la cabeza, pensar en dónde hemos fallado, y con la cabeza más fría hablarlo, sino esas cosas quedan grandes y feas, e incluso se vuelven enfermedades (creo mucho en el poder curador de las palabras). Mi lema también es esperar que las cosas se tranquilicen, que las dos partes estén calmas y dispuestas a analizar lo que pasó y hablar sinceramente. Para ello siempre estoy dispuesto, solo así la sonrisa puede prevalecer, y nada mejor que llevarla puesta para enfrentar las dificultades de la vida.

  2. Paz dice:

    Hola Bruno, sí que me duele encontrarte así… pero todo pasa. Pedir perdón es un ejercicio de humildad que no todos saben practicar, empezando por perdonarnos a nosotros mismos. El error es intrínseco al ser humano pero la capacidad de reconocerlo parece no serlo. Yo, como pensador, también creo en el poder curativo de las palabras y en las buenas energías también. Creo que cuando uno hace todo lo posible para solucionar un mal entendido pero, a pesar de todo sigue el problema, porque es cosa de dos… al menos te queda la satisfacción de que has actuado en conciencia. La vida guarda cierto equilibrio cósmico y siempre te compensa cuando tú regalas cariño, comprensión y buena energía, sólo es cuestión de tiempo. Ten paciencia. Te mando un puñado de energía de la buena buenísima para este mal rato. Un abrazo. Tomo nota de los libros recomendados.

  3. joan dice:

    ¡¡Ay Bruno, Bruno!!, nunca se debe esperar que los otros reaccionen y obren como lo harias tu. Aceptar y comprender son dos grandes verbos, que requieren más practica en nuestros días. Suerte que te conozco bien Bruno, y se que las cosas en su parte negativa, te afectan mucho pero poco tiempo, y que pronto buscarás la parte positiva de ellas, (todas la tienen), y la capitalizarás. Es mi fórmula para ser feliz, y poder pintan cada mañana, solo levantarme, la sonrisa que procuro me acompañe siempre.

  4. Pat dice:

    Tu post de hoy está cargado, sin duda de una (muy) ALTA SENSIBILIDAD… El desánimo, cuando se comparte, pierde gran parte de su fuerza. Me quedo con tu última frase y con la sonrisa que la acompaña. 🙂

  5. Como dice Joan, no se debe esperar nunca que los demás respondan como nosotros quisieramos, porque probablemente nos sentiremos decepcionados.
    Espero que ya te sientas mejor, seguro que hay muchas cosas positivas a tu alrededor que te ayudan.
    Un beso de ánimo.

  6. Teresa dice:

    Bona reflexió.
    Gràcies per les recomanacions, en prenc nota!

  7. Francine Zapater dice:

    Cuando, desgraciadamente, me encuentro como tú (creo que todos pasamos por situaciones similares a diario), yo recurro al refranero de mi madre. Ella (mujer sabia donde las haya) siempre me dice que «errar es humano, perdonar divino». Así pues, todos caemos en nuestros propios errores y en los ajenos continuamente, pero ¿estamos dispuestos a mostrar esa parte divina del perdón? Da igual quien de el paso, lo importante es darlo. No hay nada más satisfactorio que llegar al final del día con la «mochila» libre del peso de los errores. Cuando lo consigues, la sonrisa sale de forma espontanea y se queda contigo.

  8. Núria V dice:

    Bruno, hay que ser muy valiente, honesto y sincero para reconocer emociones «socialmente incorrectas». Pero para darle la vuelta, primero se debe afrontar y reconocer…
    Tengo la percepción que buscas armonía y paz, y si es así, es maravilloso. Y aunque no fuera así, BRUNO, ERES ÚNICO, ESPECIAL E IRREPETIBLE!!!!

  9. Montse de Paz dice:

    Bruno, ¡creo que muchos podemos sentirnos identificados contigo! Seguro que a todos, al menos a mí también, nos ha sucedido que queriendo hacer lo mejor, acabamos recibiendo palos… Palos de donde más duelen, y de quienes esperábamos otra cosa. Es en esos momentos cuando sonreír entraña una gran fuerza. La fuerza de no recrearse en el fango del pasado y sacar de los errores un aprendizaje. Con el tiempo (tan necesario, el tiempo…) uno ve que algunos tropezones eran incluso necesarios. Perdonar, es cierto, lo cura todo. Y aunque los demás no lo hagan, uno siempre puede perdonar, incluso a los que no son conscientes de haberte hecho daño, pero sí lo han hecho. Y seamos pacientes con nosotros mismos, porque un buen perdón a veces también requiere tiempo, como una herida necesita su proceso para cicatrizar.

    ¡Animo, Bruno! Y un abrazo.

  10. Francisco José Jurado dice:

    ¡Ánimo, Bruno, pequeño cuerpo y corazón tan grande!

  11. Siempre nos quejamos de lo que hacen los demás y no sabemos juzgarnos a nosotros mismos. No hay que esperar a que nos pidan perdón ni nos den las gracias. Si en lugar de eso pedimos perdón y damos las gracias, tarde o temprano recogeremos perdones y agradecimientos. Quejarse de «la gente» (cuando es una palabra que nos envuelve a todos) es cómodo. Decimos «la gente es idiota» o «la gente es desagradecida» Y la gente somos todos. El cambio empieza con uno mismo.
    No sé bien de qué va este blog porque llegué aquí navegando por agencias literarias.
    Perdón por la intromisión.
    Romek

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