Los grandes personajes de la historia siempre han sido juzgados y hasta cuestionados por una parte de la sociedad. Es complicado ser líder de alguna cosa porque como un buen amigo me dice siempre, “No puedes gustar a todo el mundo”. De todas maneras, no creo que gente con prestigio, médicos, científicos y un gran etcétera, que trabajan en una cosa que les gusta, les apasiona, y que no la hacen para que nadie se lo reconozca sino sólo por su compromiso con su profesión, sean a menudo lo suficiente líderes. Hasta los artistas, de quién todo el mundo habla de su ego y poca cosa más, creo que los hay quienes hacen su trabajo lo mejor que pueden, porque les gusta, no por la fama o para que alguien hable de ellos. La mayoría de esta gente es anónima y aunque sean capaces de descubrir un medicamento contra el sida, un avance importantísimo para el cáncer, cualquier avance científico importante, siempre se hablará más de los éxitos mediáticos, como que Neymar ha fichado por el Barça y llega a Barcelona como una estrella del pop, o que Angelina Jolie ha decidido retirarse los implantes de los pechos porque pueden producir cáncer de mama (cosa que como finalidad no es tan mala, ya que puede poner en sobreaviso a todo el que quiera gastarse el dinero en cirugía, que a veces puede ser una solución, pero muchas otras es un capricho, y con estas cosas no se juega). Dicho esto, creo que la sociedad necesita referentes, líderes con los que sentirse identificados, y como los que más suenan son los mediáticos nos cogemos a lo que oímos o leemos en la prensa. Mejor tener un Pep Guardiola, con quien los valores eran la base del equipo, que mirar la clase política de hoy en día, que no es trigo limpio. Mejor valorar la acción de Xavier Gabriel, autor de la casa y autor de NADA ES IMPOSIBLE, que ha ofrecido pisos a 1 euro a familias que estén en el paro con un hijo con una de las mal llamadas enfermedades “raras”, y mejor que haya gente, por más culé que sea, que vea mal que un club como el Barça no renueve a Abidal por un año más, justificando que tienen que ser honestos cuando se han gastado miles de euros en otras cosas que es mejor ni nombrar. Yo no creo que Abidal, líder donde los haya, se tuviera que quedar por haber pasado un cáncer, pero sí que creo que el Barça podría haber dado una oportunidad a un jugador que dice estar dispuesto a intentarlo porque ha recibido el alta médica. ¿Quién no merece una oportunidad si siempre ha cumplido y ha rendido al cien por cien? A la gente profesional siempre se le tiene que dar la oportunidad de demostrarlo, y si Abidal tiene el ok médico, ¿dónde mejor que en casa para demostrarlo? Suerte que esos líderes nos dejan parte de su filosofía, nos dejan el recuerdo del trabajo bien hecho, el saber estar, el saber aceptar una decisión por dura que sea, y saber aguantar las críticas vengan de donde vengan. Ojalá, por más que siempre haya detractores de lo que hagan y dejen de hacer, la esencia de lo que han sido se quede en muchos de nosotros para siempre, aunque a veces parezca una auténtica locura.

Hablando de locura, no os perdáis la novela de Xavier Gual, ELS FANTASMES DE DALÍ (Columna), dedicada a la gran figura de Dalí, uno de los locos más famosos de nuestra historia, pero que no ha dejado indiferente a nadie. Gual, con un thriller psicológico, nos revela el secreto que Dalí temía saber, una gran novela para un personaje excepcional, y con una excelente edición de Columna. Una noche, un viejo y decrépito Dalí recibe una misteriosa visita. Algunos años más tarde, Guillem, con el pretexto de documentarse sobre la locura del pintor, viajará a Figueres y Portlligat. Guillem está obsesionado por Dalí, con quien cree que tiene más cosas en común aparte del delirio. Poco a poco se irán descubriendo sus oscuros motivos. Una lectura apasionante que nos arrastrará dentro del fascinante mundo de Salvador Dalí.

La película de la que hoy os quería hablar es EL DISCURSO DEL REY, que narra una pequeña anécdota histórica sucedida en un momento especialmente relevante de la historia reciente. La voz de un rey, como la de cualquier figura política, es su mejor arma para comunicar, convencer y liderar a su pueblo. Un rey que tartamudea puede parecer un líder débil, una figura endeble. En mi opinión, el gran hallazgo de la película es mostrar que este defecto del habla que en otra persona y/o en otro momento hubiera resultado irrelevante, resultaba de gran importancia para el rey de Inglaterra, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.