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PERDERSE EN UN LUGAR COMO CUBA

Autor: Bruno jueves 13 octubre 2022

Federico García Lorca es uno de los autores clásicos que más he disfrutado. Sus obras emblemáticas LA CASA DE BERNARDA ALBABODAS DE SANGRE o POETA EN NUEVA YORK, que leí de estudiante, hicieron que este autor quedara en mi imaginario para siempre. Tuve la suerte de trabajar en la agencia Mercedes Casanovas cuando empecé en este mundo, tan solo con 18 años, y ella gestionaba los derechos de los herederos de Lorca. No sabéis cómo me sentía pudiendo participar en el proceso de gestión de las obras de uno de mis escritores favoritos. Un lujo, una pasión, parte de un sueño. La combinación perfecta para ir enamorándome de este negocio tan particular que es ser agente literario. Y creo que Lorca tuvo algo que ver en que me quedase allí.

Ahora que Víctor Amela, un autor emblemático al que represento con mucho orgullo desde hace años, vuelve a profundizar en el personaje de LORCA en su nueva novela SI YO ME PIERDO, que publica Destino, me hace pensar que mi affaire con Lorca no es casualidad. La misma sensación tuve después de leer la primera novela que Víctor hizo del poeta, YO PUDE SALVAR A LORCA. Descubrí cosas muy interesantes de este carismático personaje, cuyo retrato he acabado de completar al sumergirme en SI YO ME PIERDO. En esta novela Víctor nos cuenta los 98 días más felices y desconocidos de la vida del poeta en la Cuba dorada de 1930. Ha sido, sin duda, una de las lecturas más apasionantes de este año. No en vano es de los mejores periodistas del país y un escritor maravilloso.

Federico García Lorca desembarcó en Cuba procedente de Nueva York en marzo de 1930, invitado por una semana. Pero discurrieron más de tres meses hasta que el poeta andaluz decidió volver a España, embriagado de música y belleza caribeñas, soneros y santeros, terrazas y palmeras, ron blanco, sensualidad negra y noches de Malecón.

¿Qué hizo el poeta en «los días más felices de mi vida», como definió sus días cubanos? ¿Cómo Cuba tiñó la obra, la persona y el destino de Federico? «Si yo me pierdo —advirtió por carta a sus padres— que me busquen en Cuba.» Y se perdió. ¿Para encontrarse? Esta novela lo cuenta, y puedes oler esa Cuba de los 30 y sentir una felicidad que casi nunca hemos visto en Lorca, que solo allí supo expresarla. La gran pregunta es: ¿Por qué no se quedó allí para siempre? ¿Qué le empujó a volver? Víctor Amela nos lo explica en esta novela que será un homenaje para los lectores del escritor y una puerta de entrada al universo lorquiano para los que no lo son. Al fin y al cabo, es un acercamiento a la cara más oculta de un poeta que a nadie deja indiferente.

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