Hay pequeñas cosas que nos ocurren y, sin saber por qué, quedan en esa memoria que yo diría que es más memoria del corazón que de la cabeza. El chocolate deshecho que mi abuela preparaba los domingos por la mañana para mi abuelo, y de paso para nosotros si nos habíamos quedado a dormir en su casa, es un ritual que no puedo olvidar: cómo partía el chocolate en la cocina, ese ruido del cuchillo haciendo pedacitos un chocolate grueso y negro intenso para después deshacerlo en un pote de color rojo hasta que quedase espeso, y que ella servía con una sonrisa acompañada de pan tostado y mantequilla, nada de pastas. Ese era el desayuno riquísimo del abuelo, y que todavía me dan ganas de hacerlo para volver a oler esos domingos en casa compartiendo pan y chocolate con amor.

La cocina, el chocolate, la pastelería son todo un mundo, y esta semana el blog va dedicado a una novela que tiene todos y cada uno de los ingredientes para convertirse en un bestseller. 

El Obrador de los Prodigios narra la creación y evolución de la famosa pastelería Escribà a la vez que vivimos la historia de Alba, quien será el testimonio excepcional de una época de cambios y consolidación. Dos historias que se cruzaran en el mágico mundo de la repostería

La historia empieza con Mateu Serra, un niño de Lérida que decide marcharse de su pueblo para irse a Barcelona, donde empezará a trabajar en una panadería. Más tarde, Mateu Serra, armado de una iniciativa y un coraje fuera de lo común, creará su propia panadería, la cual será el germen de la famosísima pastelería Escribà: la Exposición Universal de Barcelona los motivó a contratar al primero de su generación, Antonio, quien entra a trabajar en la panadería como pastelero. Años más tarde, cuando Serra se retira, Antonio cogerá el relieve junto a su mujer Josefina Serra y bautizará la nueva propiedad con el nombre de Escribà.

Por otra parte, nos encontramos en el año 1947. Nuestra protagonista Alba siempre ha soñado con tener su propia pastelería, en parte, gracias a la influencia de su madre y su abuela. Trabaja como cocinera en la empresa Vidal pero los clientes ya saben apreciar su magnífico don para la pastelería. Son varias las ocasiones que Alba, casualmente, se cruzará con el nombre Escribà: tiene que trabajar allí.

Esta novela tiene una trama principal, la historia de la pastelería Escribà, la cual nos llevará por diferentes épocas: desde el primer cambio cuando Mateu Serra deja su legado al primero de los Escribà, la crisis durante la Guerra Civil y una magnífica época posterior de perfección de técnicas. Pero la novela también convive con la trama familiar y amorosa, que darán un valor añadido a la historia, así como el contexto histórico también es vital para la resolución de la historia: una Guerra Civil que separa a las familias o una mentalidad propia de la época en la cual Alba tendrá que navegar contra los prejuicios por el hecho de ser mujer y querer ser pastelera.

La conocida pastelería tiene una gran historia que, gracias a la colaboración de Christian Escribà con Silvia Tarragó,podremos devorarla y conocerla, igual que la consecución de un sueño en una época difícil. Una de esas novelas que disfrutas de principio a fin y te dejan satisfecho, igual que cuando acabas de saborear ese chocolate matutino del que os hablaba al principio. ¿No es la novela ideal para regalar el día de Sant Jordi?