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MIS VERANOS QUE NO VOLVERÁN

Autor: Sandra Bruna viernes 16 septiembre 2022

Empezar la temporada del blog con un libro de Maria Barbal es un lujo. Ya he expresado en varias ocasiones la admiración que tengo por esta autora desde que leí CANTO RODADO.

Su última obra, TÁNDEM, vendida en Italia, Eslovenia y Alemania, me resultó una grata sorpresa como lectora. A pesar de descubrir a una María diferente, permanece la calidad literaria a la que estamos acostumbrados.

Esta novela, EN EL LAGO, ha conseguido despertar memorias y añoranzas de mis veranos. Siempre con mis dos hermanos, quince días de playa y quince de montaña con los abuelos. Seguro que tengo estos recuerdos idealizados, pero todavía hoy cuando lo pienso me late el corazón fuerte de emoción y tristeza a la vez. En parte porque nunca más podremos tener aquellos veranos, y en parte porque nuestros hijos no han podido vivirlos. Y aunque ellos no lo añoran, porque los suyos también han sido maravillosos, nosotros sabemos que los nuestros fueron excepcionales y puedo decir sin duda que fue una de las épocas más felices de mi vida. La protagonista de esta novela me recuerda a mí y las ganas que tenía de ser mayor, cuando lo que tendríamos que disfrutar es de cada momento sin pensar tanto en el futuro.

La novela se sitúa en los años sesenta. Nora, una niña de doce años, vive la experiencia deliciosa de ir los domingos al lago, un lugar muy bello y tranquilo de colores cambiantes. Va con un grupo de adultos y con Quim, un niño de siete años. Todos tienen sus anhelos y ella los observa, aunque no siempre los entiende. Aun así, a causa de un conflicto entre los adultos y de la audacia de Quim, la última mañana en el lago Nora despertará repentinamente de la niñez.

La historia está ambientada en Tremp y en el Pantano de Sant Antoni, de donde la autora ha querido recuperar los bonitos días de cuando era pequeña. Dentro de este marco explora el enfrentamiento de los niños con los adultos y los adultos entre ellos para intentar captar los afectos de cada cual. Según ha afirmado la autora «las personas somos muy complejas y cuesta mucho ser feliz». Y a medida que me hago mayor, me doy cuenta de que tiene toda la razón del mundo. Este sentimiento es una constante en los personajes de María Barbal, que no solo son los niños, sino dos parejas y una abuela. Además, hay que añadir uno geográfico: el lago, que también tiene su propia historia.

Una novela corta, intensa y emocional sobre la nostalgia, la belleza, el paso del tiempo y el significado de la felicidad.

Un libro tierno para acabar el verano, para celebrarlo y para recordar las vivencias imprescindibles de la vida. Una pequeña joya, marca Maria Barbal.

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