
APRENDER A HUIR
Andrea pinta desnudos utilizando técnicas que priman lo sensorial por encima de lo racional y mantiene con su modelo una relación sexual inmersa en una espiral de violencia. Pedro es un ambicioso ejecutivo que trabaja en un grupo editor de revistas y trafica con secretos de empresa. Malú ejerce de madre entre los primates que cuida en un zoológico, incapaz de tener sus propios hijos. Simbolizan los instintos básicos: la pulsión violenta, la alimenticia y la reproductiva, en un universo contemporáneo. En el preciso momento en que sus vidas se cruzan, los tres necesitan una escapatoria. Aprender a huir es la novela de una búsqueda, movida por una insatisfacción casi congénita, que cifra en la huida el destino de cada personaje.