Estuve viendo, por casualidad, el programa 21 días de CUATRO hace un par de semanas y me quedé enganchada, ya que la periodista del programa convivió 21 días en casa de una familia, de madre separada, con un hijo de 16 años que desde los cinco no puede moverse y es lo que llama “un dependiente total”. El coraje de esa madre me dejo impresionada y pensé que cada ser humano tiene una fuerza interior que si sabe sacarla puede con todo. También me hizo reflexionar que la mayoría nos quejamos por vicio, y que deberíamos ver más programas como este para darnos cuenta de la suerte que tenemos al levantarnos cada día.

Este mes ha salido publicado un libro del cual también debemos aprender. Es la historia de Jil Van Eyle, CÓMO DEJÉ DE SER UN IDIOTA, publicado por Martínez Roca, donde Jil explica su historia y de cómo se dio de cuenta con el nacimiento de su hija Mónica, afectada por una enfermedad llamada HIDROCEFALIA, que tener un Porsche, vestir con las mejores marcas, y rodearse de lujo, no es lo más importante, ni vital en la vida. Parece que esto lo tenemos todos claro, pero después en la práctica pocos lo aplicamos. Así que no puedo dejar de recomendaros que lo leáis porque es un testimonio duro, pero a la vez conmovedor y optimista, para que muchos vean su día a día de forma distinta.

Ambos casos son un ejemplo a seguir, pero no por ello podemos pasar por alto que han pasado muy malos momentos, que parecía que la lucha no la iban a ganar, pero al final han salido, y eso es lo importante tener la fuerza para salir y aprender de las cosas que nos pasan. Otro libro que creo que puede ayudarnos a que seamos más conscientes de lo que tenemos es CORAZÓN QUE SIENTE, OJOS QUE VEN de Mercè Conangla y Jaume Soler y publicado por Zenith, un libro despertador que invita a que exploremos al máximo las oportunidades que nos brinda la vida y nos propone conectarnos a nuestras energías emocionalmente renovables y que evitemos todo aquello contaminante o tóxico, en definitiva los autores nos invitan a soñar, jugar, aprender, reírse, en definitiva a Vivir. Así que cerremos esta semana con un “viva la vita”, ahora que llega el buen tiempo, y las calles empiezan a oler a primavera.