Nunca imaginé que pudiera más o menos coincidir con una frase que ha firmado Ana Obregón en su último libro, pero la verdad es que yo pienso lo mismo que ella sobre la felicidad, ya que ella define que “estado de felicidad es aquel que pasa entre una putada y la siguiente” (más o menos dice esto). Tiene razón, lamentablemente, que los momentos felices son instantes, como burbujas de jabón que crecen en muy poco tiempo pero en seguida petan, porque realmente hay muchos más momentos de problemas que instantes de felicidad plena. Quizás Ana es exagerada, utilizando el término “putada”, pero sí que es cierto que si analizamos el día a día momentos de felicidad hay pocos y, en cambio, de problemas, críticas, infidelidades, mentiras, desilusiones, hay muchos más. ¿Quizá la felicidad no existe? ¿Quizás esperamos demasiado de este término? Siempre he pensado que esto también depende mucho del carácter de cada uno, y del cristal por el cual miras. La felicidad debes trabajarla, y no todos sabemos hacerlo. En el libro de David Escamilla, La semilla de la felicidad, que Plataforma publicará el próximo 14 de junio, creo que podréis encontrar muchas respuestas  partiendo de una caso real, el de Bután, un pequeño país en la cordillera del Himalaya donde los gobernantes se preocuparon de preguntar a los ciudadanos sobre este tema, porque observaron que si no existe una felicidad cotidiana, las sociedades no avanzan. Hemos de recuperar los valores y olvidarnos de lo que algunos nos han hecho creer, que sólo con resultados se llega a la cima. Hay otros caminos, y ahora son los únicos que nos sirven, no hay atajos, así que no nos queda otra que encontrarlos y caminar.

Hablando de felicidad y de cómo superar los obstáculos de la vida cotidiana, Madame Cazalibros recomienda hoy David Copperfield, de Charles Dickens, en la que el lector acompaña al protagonista a través de su vida, llena de dificultades que consigue vencer para vivir como siempre había deseado.