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LA COCINA CON PRETENSIONES

Autor: Sandra Bruna jueves 3 mayo 2018

Nadie duda que la comida es una parte importante en nuestras vidas. La mayoría queremos comer saludablemente y variado, aunque con las vidas que llevamos, a veces una de las cosas que descuidamos es la alimentación, a pesar de que sabemos que es una de las cosas prioritarias e importantes. Ada Parellada, propietaria del restaurante Semproniana y escritora, acaba de publicar un libro titulado: LA COCINA SOSTENIBLE / LA CUINA SOSTENIBLE, el cual tiene la pretensión de mostrar uno de los problemas actuales más importantes; el de la cantidad de comida que tiramos a diario a la basura y que podríamos aprovechar.

Un día que estaba saliendo de la oficina tarde, bastante tarde, y una de las panaderías que hay al lado de mi agencia estaba cerrando. Vi  los sacos de comida que iban a tirar al contenedor de la basura y me dolía el alma, porque pensaba en toda la gente que podría aprovecharla. No pude dejar de acercarme a la chica y preguntarle porqué no daban esa comida a un comedor social o a la gente necesitada y, me contestó que los propietarios de la franquicia se lo habían prohibido, ya que ella hasta ANTES DE LA PROHIBICIÓN tenía cola de gente del barrio que se llevaba la comida para aprovecharla. Pero que los jefes se dieron cuenta de que lo hacía y se lo prohibieron porque daba mala imagen. Me quedé de piedra, ya que no puedo entender qué razonamiento puede priorizar la basura o la “imagen” antes que la ayuda a cualquier persona que no tiene para comer, y por esta razón, cuando Ada Parellada me comentó que quería hacer un libro para enseñar a reorganizar tu cocina, hacerla más eficaz y ágil, y aprovechar lo que cocinas, no sólo lo que sobra sino también optimizar lo que cocinas y cómo lo cocinas, pensé que era un primer paso para ayudar a las familias, a panaderías y restaurantes para que no tiren tanta comida. Que por algo se empieza, pero seguía pensando en esa imagen de la chica tirando comida buena a la basura y pensaba que esos jefes de restaurantes y franquicias eran como mínimo “monstruos” por no pensar en los demás.

Leyendo este libro me he dado cuenta que dar no es tan fácil, y estoy segura que muchos propietarios de lugares de comida lo harían pero no pueden, porque supone un esfuerzo de recursos humanos, logística y espacio que muchos no tienen, y tampoco pueden acceder a tenerlo. Las entidades sociales no tienen capacidad para absorber el volumen de sobras, ni una flota de automóviles para ir a buscarlas. Tampoco tienen una nevera gigante para almacenar lo fresco, por tanto hasta que la ley de seguridad alimentaria no cambie, no vamos a desencallar el temor a dar alimentos frescos o cocinados, porque los emisores son los responsables  de la comida ofrecida si esta genera una toxiinfección. Como siempre, las “leyes” nos marcan las pautas y sabemos que cambiar una ley en nuestro país es casi imposible, aunque esta sea para beneficiar a muchos ciudadanos con problemas para tener una alimentación en condiciones. Entiendo que es un pez que se muerde la cola, así que por el momento, ofrecer un libro como este que nos ayudará a no despilfarrar, ya un primer paso y la primera denuncia a esta ley que si fuera cambiada podría ayudar a muchas personas.  Así que os animo a comprarlo y a poner en práctica los consejos de esta cocinera de primera línea que sí que piensa en los demás, y seguirá haciéndolo.

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