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¿El tiempo nos engaña?

Autor: Bruno jueves 31 mayo 2012

Estamos en una época donde la comunicación directa, la de cara a cara, se está perdiendo. Es más cómodo y rápido enviar un WhatsApp, comunicarse vía Facebook, o escribir un email. ¿Dónde están esos momentos en el que se intentaba buscar un hueco para llamar a esa amiga, sólo para preguntarle qué tal todo, o esos ratos que podías pasar hablando de la vida, sin tener que buscar ninguna excusa, en un café? El tiempo vuela, somos esclavos del reloj, y debo confesar que a medida que pasan los años, todo se me pasa más rápido, y debe ser una señal de que me hago mayor; antes no era tan consciente de este vendaval que no te deja ni respirar, y no digamos ya, de más pequeña, que hasta las vacaciones escolares se hacían eternas y tenía tiempo de aburrirme, palabra que he borrado hace mucho del diccionario, porque cuando tengo algún momento de tranquilidad, que son pocos,  es el momento de descansar físicamente, no de aburrirse, aunque la cabeza no para de trabajar a todas horas y esto también es agotador. ¿Es posible cambiar el ritmo? ¿Es el tiempo el culpable de esta incomunicación que existe entre nosotros y que, según mi modo de ver, nos deshumaniza? Yo soy la primera en caer en esta trampa y no me gusta, pero te sientes encerrado en una ratonera donde el reloj es el que domina tu vida y debes hacer encaje de bolillos para asistir a las reuniones del día, a menudo varias,  asistir al partido de fútbol del peque, encontrar tiempo para leer un original en dos días porque alguien tiene prisa, y después tener buena cara, sonreír, y estar estupenda a todas horas. Este tipo de vida nos conduce a la mayoría a un estado que no es soportable, y que entonces nos lleva a que sea más fácil esconderse detrás de una pantalla para decir las cosas, porque así ganas tiempo, las cosas difíciles no las tienes que afrontar mirando a nadie a la cara, y con un simple mensaje te sientes que has cumplido, y quizás no es así. Con esta actitud, y entono la primera el mea culpa, estamos matando lo que verdaderamente importa, la comunicación fluida, directa, y sin querer estamos perdiendo el cultivar las relaciones, sean laborales o personales. A veces, como no tengo tiempo de cultivar las amistades como debería, otra cosa que me gustaría poder solventar, me gustaría tener un amigo imaginario, el cual siempre estuviese a mi lado y pudiera compartir con él, a cualquier hora, lo bueno y lo malo.

Mi recomendación de hoy es especial porque Memorias de un amigo imaginario es un libro que he compartido con una editora que se entusiasmó con él, y que además la admiro porque ama a su trabajo como nadie, lo hace bien, y con vocación, con pasión, y a pesar de que me dé muchas negativas, las razona tan bien siempre, que sólo me queda seguir intentándolo. Así que Max ya nace de manera especial por compartirlo con Teresa, porque además de editora, la considero una buena amiga, y eso no es fácil hoy en día. También porque Max estrena una colección «Nube de Tinta», que espero funcione como merece. Una colección para todos los públicos, bien pensada, y que empieza con dos libros maravillosos, uno es el de Max y el otro Bajo la misma estrella, una historia dura, emotiva y teñida de humor y de tragedia que habla de nuestra capacidad de soñar incluso en las circunstancias más difíciles. En catalán la publicará también Estrella Polar. Os los recomiendo desde el corazón, por su esencia, porque con ellos el tiempo te pasará volando, y ese tiempo sí que será bien invertido, os lo aseguro, y querréis compartir ambas historias con las amigas, vuestros hijos, las vecinas. Dos libros ideales para el verano donde hay más tiempo para comunicarse de viva voz y poder compartir dos historias que abren debate seguro. Ojalá las leáis y nos envíes vuestras opiniones.

Para acabar, y ya que hablamos de amistad, Madame Cazalibros quiere recomendaros Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, un libro con el que disfrutaréis de las travesuras de Huck y sus inseparables Tom Sawyer y Jim.

One Response to “¿El tiempo nos engaña?”

  1. Rebeca dice:

    Muy buena reflexión Bruno.

    Somos esclavos del tiempo. Y a veces, nos escudamos en él, para hacerlo todo con prisa.

    Las relaciones nunca serán iguales en un cara a cara, que vía email. Se pierde ese sentimiento de mirar a la otra persona a los ojos y que pueda ver más allá.

    Lo que sucede al menos en mi caso, es que a veces el cara a cara se torna imposible debido a la distancia. Aunque algún día no muy lejano acortaré esa lejanía aunque sea por unos días para que aquellos que han pasado a formar parte de mi vida, cruzándose en mi camino, puedan mirarme a los ojos y descifrar lo que les digo mediante email o blogs.

    No deberíamos dejar que el tiempo nos consuma y nos deshumanice. Es nuestra propia humanidad la que nos diferencia de otras personas.

    Un abrazo gigantesco.

    Rebeca.

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