La famosa frase: “cualquier tiempo pasado fue mejor” antes me sonaba a algo que solo decían los mayores, y debo asumir que ahora lo pienso cada día más. Te haces mayor, la entiendes y no te queda otra que asimilarla. Sin embargo, quiero ser optimista y pensar que todavía nos quedan muchas cosas buenas por vivir, pero es verdad que el paso del tiempo te va dejando huella, y recuerdos, muchos recuerdos, que se acumulan en esa pequeña caja llamada corazón, y a medida que pasa el tiempo me da la sensación de que la caja se va quedando pequeña por acumulación.

Además, con la edad, nadie te maquilla la realidad y te das cuenta de las ausencias, de los silencios, de los que todavía están, y de los que no. Sin querer, la mente me transporta a ese pasado donde todo parecía perfecto. Igual que les pasa a las protagonistas de la novela EL BALL DELS ESTUDIANTS, de Anna Crusafont publicada por Univers, que después de años sin verse, cuatro amigas se reencuentran para celebrar el aniversario de ese baile al que asistían juntas cada año. Ninguna de las cuatro amigas es lo que era, han crecido, han vivido y la vida las ha conducido a cada una por su camino, quizás no el que querían o lo que habían soñado cuando eran niñas. Una novela de amistad y de tomar consciencia de que la vida es quien marca la banda sonora de nuestros días.

Anna Crusafont, que con su primera novela Isola Bella ya consiguió ser traducida a tres idiomas, ahora vuelve con una nueva historia costumbrista, de pluma excelente, pero para todos los públicos, y con un tema que enamorara a todos los nostálgicos, que en definitiva somos la mayoría, porque esa cajita de recuerdos la tenemos todos y, de una manera u otra, la llenamos de esos instantes que no queremos olvidar y que se nos quedan grabados para siempre.