Yo no juego al ajedrez, aunque siempre ha despertado mi curiosidad, pues me parece un juego para gente inteligente. Mi padre intentó enseñarme de pequeña, pero no me enganché, y ahora me arrepiento porque es un juego de estrategia, y, cada vez, veo que ser estratega es básico en la vida. Por eso cuando esta joven autora, Adriana Hernández Planillas, me presentó un libro donde aplicaba las técnicas del ajedrez a la vida pensé que habíamos dado en el clavo.

Podemos ser estrategas de nuestra vida, pues el tablero de ajedrez es una lúcida representación de lo que es el juego de la vida. Hay logros que precisan avances pequeños y humildes, como los del peón, otros que solicitan pasos seguros y contundentes como los de la reina. Hay perdidas y retrocesos, pero también cambios de estrategia que nos devuelven el control de la partida, el poder de nuestro destino, exactamente como en la vida. Las 64 casillas del tablero nos ofrecen una lección vital.

Para comprender este libro no hace falta ser experto en ajedrez para comprender este libro, porque simplemente es una manera de despertar el estratega que todos llevamos dentro, que quizás esté dormido o apagado. Si a la vida le pones estrategia, estamos seguros de que el camino puede que no se haga más fácil ni más difícil, pero sí más llevadero, que ya es mucho en esta sociedad que nos ha tocado vivir. Si controlamos el timón de la vida con estrategia, todo fluirá mejor. ¿Quieres aprenderlo?

Después del gran éxito de la serie de Netflix “Gambito de dama”, creemos que un libro como este es una herramienta para los fans de este gran juego, y  para los que no lo son, ya que les abrirá la mente animándoles a jugar o si no a aprender movimientos del juego que son aplicables a nuestra vida diaria y que nos ayudaran a saber cuándo es necesario dar giros a este gran juego de la vida que no deja de retarnos a diario. Por tanto tener herramientas preparadas para estos retos es la gran arma para conseguir que nuestra vida sea tal como nosotros deseamos, así que sin más palabras, vayamos a por ello.  ¡Que siga el juego!