Conocer a Nadia Ghulam me cambió un poco mi vida, lo reconozco. Ya hace unos años que fue la primera vez que vi esos ojos negros intensos, pero un poco desconfiados, entrar por la puerta de la agencia para explicar, junto Agnès Rotger, una historia que me cautivó, y que más tarde ganó el premio Prudenci Bertrana, en forma de novela titulada EL SECRET DEL MEU TURBANT. A través de la historia real de Nadia, que tras la enfermedad de su padre y la muerte de su hermano, por el cual se hizo pasar para mantener a su familia, con todo lo que esto conlleva en un país en guerra como Afganistán, conocí a una chica valiente, lista, con la mitad de la cara quemada por la explosión de una bomba en su propia casa, y que fue capaz de salir adelante, con la ayuda de su madre, siempre a su lado, y mantener a su familia. Logró llegar a Cataluña con una familia adoptiva, a la cual también adora, para seguir luchando desde un país donde se permiten muchas cosas que en Afganistán están prohibidas, y así poder formarse y luchar contra la injusticia que existe en su país natal.
Entrar en su vida me hizo pensar en muchas cosas, y aunque Nadia, es una de las mejores personas que conozco, también le cuesta dejar entrar a cualquiera en su mundo, pero una vez logramos hacer el clic para mí ha sido una experiencia única, y tenerla a mi lado, me da energía positiva siempre. Sin embargo Nadia, la cual está integradísima en nuestro país, deja a las mujeres de su familia lejos, y la mitad de su corazón también, dado que aunque se adapta, incluso aprende catalán, y quiere a su familia adoptiva con locura; Su familia natal, sobretodo su madre, sus primas y sus tías siguen en Afganistán, luchando para romper con las convenciones, intentando que las cosas cambien. Como bien dice Nadia, las verdaderas valientes son ellas y nos lo cuenta en su segunda novela, escrita junto a Javier Diéguez, historiador y escritor, que junto con NADIA escriben LA PRIMERA ESTRELLA DE LA NOCHE, publicada por Penguin Random House, en catalán y en castellano, donde se explica cómo Nadia regresa a Afganistán, cómo intenta encontrar a su prima Mersal, y cómo quiere rendir homenaje a su difunta tía. Esta novela se convierte en el descubrimiento de la historia oculta de las mujeres de su familia, así como de sus raíces y de ella misma como mujer, después de haber pasado 10 años como hombre en su tierra.
Es un relato emotivo, intenso y sincero de la realidad que viven las mujeres en sociedades alejadas a la nuestra: cómo superan las adversidades y no se quedan de brazos cruzados ante un destino que parece que deban aceptar sin rechistar. Estamos en el siglo XXI y muchas quieren, y saben, que deben luchar para que las cosas sean diferentes, aunque cueste. Nadia es un ejemplo a seguir para ellas, pero también por nosotros, al menos para mí. Tal como os he dicho, conocer a Nadia me hizo pensar en muchas cosas, y ver que lo que tenemos aquí es un lujo de vida, por el cual no debemos quejarnos, sino dar gracias, pero además, ha sido un honor poder tener a Nadia como amiga, porque es especial en todos los sentidos, y una de las personas con las ideas más claras que se ha topado frente a mí, y que sin pretenderlo con su sinceridad, a veces muy directa, me ha ayudado a ver la vida desde otra perspectiva, y sólo puedo darle las gracias por ello y decirle que siga así, que nada ni nadie la haga cambiar porque cuando te haces mayor, pierdes fuelle, quizás piensas que muchas cosas ya no valen la pena, y eso no ha de ser así, el espíritu de luchar por lo que quieres tiene que permanecer vivo siempre. Y por eso, os recomiendo que leáis esta última novela, y la primera, sino lo habéis hecho ya, dado que Nadia es una lección de amor, de valentía y de vida. Y ambas novelas te aportan una historia GRANDE, que te deja huella.
