Blog de Bruno

¿Cuantas veces te has preguntado qué hay después de la vida? Es un tema que a nadie le gusta afrontar, que intentas apartar de la mente porque nos angustia. Sin embargo a mí a veces me pasa, que un día me paro, aunque sean cinco minutos, y pienso en el porqué de muchas cosas. En que quizás debería disfrutar más de todo porque no sé cuándo va a ser el final de este trayecto, en que debería priorizar lo importante de verdad, y no lo urgente, porque no todo lo urgente es importante, aunque lo parezca. Pero para poder llevar a cabo todo esto debes creerlo de verdad, y eso cuesta. Saber vivir la vida de un modo relajado y haciendo siempre lo que te gusta, no es fácil, pero tampoco imposible, y uno debe saber cómo plantearse la vida para poder llegar dónde quiere llegar, sin importarle lo que opinen los demás, o lo que nos hayan contado.

Quizás por eso los animales lo tienen mucho más fácil, o eso quiero creer, que nosotros. Ellos nos acompañan, saben cuándo estamos tristes, nos animan, pero viven el hoy, sin pensar más allá. Alejandro Palomas, a raíz de su última novela UN PERRO, la cual ya lleva tres ediciones y sigue el buen camino de sus dos novelas anteriores, UNA MADRE y UN HIJO (recientemente, ganadora del premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil), nos ha hecho un pequeño regalo publicando con Ediciones Destino LAS DOS ORILLAS. Un libro que es un regalo, ilustrado por Fernando Vicente, donde se pregunta dónde van nuestros perros cuando el destino nos separa de ellos y hasta dónde son capaces de llegar para devolvernos lo que perdimos con su ausencia. En LAS DOS ORILLAS, pasado y presente confluyen y, en casa de Amalia celebran el cumpleaños de Fer. Entre plato y plato, el reencuentro familiar traerá retazos de intimidad, historias compartidas y nostalgia, pero quizás Fer tendrá un regalo inesperado de Rulfo, su perro y amigo fiel, que desde su fugaz viaje al mundo de las dos orillas confabula para devolver la alegría a Fer y celebrar así el milagro con que la vida, cuando la escuchamos, puede sorprendernos.

Un libro corto pero profundo para regalar a los amantes de los animales y a todos aquellos que queremos escuchar más a nuestra vida para que nos sorprenda y, podamos disfrutar de cada minuto sin pensar en nada más y poder traspasar a la otra orilla felices, que eso sí que es importante, y con una sonrisa.

Recuerdo con cariño las veces que mis abuelas me explicaban cuentos cuando nos quedábamos a dormir en su casa. Casi siempre eran los mismos, queríamos que nos repitieran ese cuento de las hormigas que tenían que trabajar mucho durante el verano para recoger para el duro invierno, y así tener comida. Mi abuela no se cansaba de explicarlo y con esa historia quizás no era consciente que nos estaba inculcando algo muy importante, la cultura del esfuerzo, la cultura de trabajar en grupo para después poder gozar de un invierno tranquilo y con suficientes reservas. El valor de la actitud frente la vida, que tiene que ser positiva, y no considerarlo todo como difícil o complicado, por mucho que lo sea, ya que si uno quiere, las situaciones difíciles las puede hacer más fáciles. No es agradable trabajar en verano, hace calor, no se tienen ganas, pero las hormigas tenían que hacerlo, para después no tener problemas en invierno. Es una historia oral que ha formado parte de mi infancia y que recuerdo como si me la explicasen ayer, con esa voz dulce, cariñosa, y lo bueno de esto es que yo lo he practicado en mi día a día, mi trabajo es un trabajo de hormiga, y lo mejor de todo esto, es que todavía tengo a mi abuela para darle las gracias cada día por explicarme historias que me han hecho mejor persona.

Creo que la novela de Raül Romeva, LES AVENTURES D’EN NAO, EL NEN LLENGUADO publicada por La Galera editorial, es una fantástica recomendación para hoy, ya que nos narra la historia de Nao, que sale a pasear con su barca por la isla de Menorca con su nieta, que curiosamente se llama Bruna, y le explica que las noches de luna nueva cuando en el cielo se pueden ver las “lágrimas de san Lorenzo”, son noches mágicas. Cuando él tenía trece años, una de esas noches vivió una historia extraordinaria porque fue capaz de cruzar la puerta que separa el reino humano del mundo submarino y, se convirtió en un lenguado. No en un delfín, o un pez que podríamos nombrar de los bonitos e inteligentes, sino en un lenguado normal, y al cual, para volver al mundo de los humanos debe hacer un viaje fascinante, lleno de peligros, misterios y enigmas. Y, como no,  durante ese viaje especial conocerá diversos personajes singulares y descubrirá muchas cosas que no sabía del fondo del mar.

En esta novela el protagonista también es un abuelo que cuenta una historia a su nieta, igual que hacía la mía, y le explica la importancia de las noches mágicas, de la luna y del mar. En mi familia los abuelos han sido un eje muy importante, no sólo para explicarnos a través de historias las cosas tan básicas como esenciales de la vida, sino también porque han sido el eje de unión siempre entre generaciones. Los libros, las historias aportan más de lo que pensamos a nuestras vidas, porque lo hacen en silencio y sin molestar, así que no perdamos oportunidades de leer con nuestros hijos, con nuestros nietos o con nuestros sobrinos, y poder disfrutar de momentos únicos, y mágicos, que después sin querer se trasladan a nuestro día a día, y somos capaces de gozar de las cosas más simples: como una puesta de sol, el sonido del mar, el saber escuchar el silencio en la montaña o, disfrutar de un café con los amigos sin mirar ni el reloj ni el móvil.

La vida son esos momentos, gotas de felicidad, y hay que saber apreciarlos y vivirlos con intensidad, como Nao vive este viaje submarino sin perderse ni un ápice de la aventura, con buenos y malos momentos, pero de la que guarda uno de los mejores recuerdos de cuando era pequeño. ¿Cuántos momentos de felicidad tienes ya guardados como un pequeño tesoro?

Esta semana han sido las elecciones de Estados Unidos, y lamento tener que decir que para mí ha sido decepcionante que Donald Trump haya salido ganador. No entiendo que después de un presidente como Barack Obama, que habrá hecho cosas mal, como todos, pero que en su globalidad, creo que ha sido un buen presidente, ahora tenga como relevo a Trump. No vivo en Estados Unidos y quizás haya cosas que no pueda valorar, pero desde fuera, la candidata Hillary Clinton parecía mucho más la que podía seguir los pasos de Barack Obama, que han sido firmes y dignos. Seguro que habrá alguna razón contundente que no sepamos ver los de fuera, y espero que nadie tenga que arrepentirse de este resultado, y tampoco me gustaría pensar que a Hillary Clinton le ha penalizado ser mujer, como algunos han dicho. A raíz de estas elecciones, el libro que me viene muy bien recomendar es el Premio Valencia Alfons el Magnànim de Narrativa 2016, que lo ha ganado José Vicente Pascual con una novela muy especial; ISLA DE LOBOS, dónde una mujer gobierna en una isla y no pasa nada,  y es una novela difícil de catalogar, pero con la ayuda de la cita de Victor del Árbol, autor que me apasiona y agradezco que nos haya dado esta frase, creo que todos podemos hacernos una idea de lo que nos aporta José Vicente Pascual con esta novela premiada:

«Con la imaginación de García Márquez y la prosa de Carpentier, José Vicente Pascual demuestra que quedan orillas por descubrir en la literatura». Víctor del Árbol, Premio Nadal 2016.

ISLA DE LOBOS está compuesta de personajes distintos: un geógrafo, un santero, un contador de olas y una señora que gobierna con mano de hierro los destinos de la ínsula, además de la mulata Esmeralda y su hija Albabella, que habla con los lobos de mar y vive en una gruta. Además, un volcán vigila los designios de cuantos moran ese espejismo del tiempo, el pequeño retal de tierras y escolleras en mitad del océano, poco más que un grano de mostaza caído sobre el inmenso mantel del mar. En ese universo de clausura, sobre el que pesa una maldición ineludible, la aparición de un hombre sin nombre y desnudo sobre la arena de la playa, arrojado por el oleaje, supondrá una amenaza que tratarán de conjurar imponiéndole una tarea casi imposible. Mientras le da cumplimiento, fuerzas mayores que las de un mortal trabajan calladamente para cambiar el destino de Isla de Lobos, ese confín que no aparece en los mapas y casi no está en el mundo.

En semanas como esta, me gustaría poder perderme en algún lugar que casi no salga en el mapa, fuera de un mundo que muchas veces no me gusta cómo está evolucionando, pero creo que si todos hiciéramos un pequeño esfuerzo para intentar mejorar las pequeñas cosas, haríamos pasitos importantes para poder lograr un mundo más feliz, menos violento, dónde la gente no esté crispada y que nadie suponga una amenaza, aunque pueda parecerlo. Felicito a José Vicente Pascual por este premio y os ánimo a que leáis esta novela muy mágica, aventurera, y que Ediciones Versátil acaba de publicar y, con el buen trabajo que siempre hacen en prensa, estoy segura que muchos de vosotros ya la habéis visto en periódicos, o escuchado en radios. Una novela que no es fácil de explicar pero sí de leer.

Todos dependemos, aunque no queramos, del tiempo. A mí me falta tiempo por todos los lados. Deberían existir los días de 48 horas para poder llegar a todo, y para hacer todo lo que me gustaría. Noto el paso del tiempo con la edad, un año más y, parece que las horas vayan cada vez más rápidas, o yo más lenta, nunca sé qué pensar. También intento aprovechar al máximo aquellos momentos que me gustan, que no quisiera que terminasen nunca: los encuentros familiares, los fines de semana con los míos, las horas de deporte, el café con los amigos, las puestas de sol al lado del mar. Los años pasan y sin darnos cuenta nos plantamos con cuarenta y tantos y pensando que es mejor cumplir que no hacerlo.

Aunque después de leer el libro EL LADRÓN DE MINUTOS de David Lozano, pensé que quizás no estaría nada mal que el día de mi cumpleaños desapareciera del calendario y pudiera parar el tiempo y la edad, y así no tener que preocuparme por esta sensación de que la vida se me escapa de las manos. Pero esto seguro que tendría consecuencias, igual que le pasa a Edu, protagonista de la historia, que tiene diez años y no le parece nada bien que le roben el día de su cumpleaños, y lo que intenta es recuperarlo. Para ello, acude a la Tienda de Cosas Prohibidas, donde consigue la Succionadora de Tiempo, capaz de robar minutos hasta conseguir recuperar un día completo. Parece fácil y, sin pensar en las consecuencias, comienza la caza de buenos momentos… de otros. Así, poco a poco, se convierte en un auténtico adicto a esos minutos de felicidad ajena y deja de vivir el presente. Abandona a su mejor amiga, a sus compañeros, deja de jugar al fútbol, descuida los estudios… y cae en una infelicidad y en un egoísmo del cual no despierta hasta el último momento, cuando se ve obligado a decidir a qué le da valor en la vida.

Una incursión magistral de Lozano en el mundo de los más pequeños, con una historia divertida pero que da valor a los valores y, ya solo por eso, vale la pena no perdérsela.

La semana pasada hablaba del pre-Frankfurt, y esta semana ya es el post. La verdad es que no sé en qué etapa tienes más trabajo, si en el antes o el después, pero, en el después tienes la satisfacción de que ya ha pasado, que los nervios se han aparcado y la experiencia ha sido positiva, que esto es lo mejor. Siempre antes de marchar, la pereza y el creer que con el e-mail está todo hecho, porque estamos constantemente comunicados, te hace pensar que las ferias no sirven para nada, pero ahora, ya desde la oficina otra vez, y a toro pasado, ves que sí que sirven, y que además cultivas lo más importante entre las personas, que es la comunicación cara a cara, y no a través de una pantalla, sea grande o pequeña. El contacto visual, el poder darte la mano, un abrazo, y el mero hecho de que la gente pueda ver el brillo de los ojos cuando les cuento nuestros libros, son unas armas insustituibles en nuestro trabajo y, creo que son armas necesarias para convivir con la gente en general.

Comunicar bien es imprescindible para entenderse y, aunque parezca mentira la comunicación es un arte que debe aprenderse y tener una actitud positiva frente a ella, porque comunicar es relacionarse con personas, y esto en nuestra sociedad cuesta cada vez más. Por esta razón, el libro de Alfred Picó, 100 IDEES PER SER UN GRAN COMUNICADOR (100 ideas para ser un gran comunicador) me ha sido de gran utilidad, porque te explica desde cómo se escribe un correo electrónico eficazmente, porqué el uso del WhatsApp, que todos usamos más de lo que deberíamos según mi punto de vista y soy la primera que hago abuso del mismo, puede crear malos entendidos, cómo debemos comunicarnos con los empresarios, y cómo se redacta un buen texto en Facebook o Twitter, dos de las redes sociales que nos han cambiado la manera de contar lo que nos pasa. Lo escribimos y lo exponemos a todo el mundo, y en eso no somos conscientes muchas veces en lo que nos puede repercutir. Alfred ha hecho un trabajo riguroso, innovador y actual, porque sin comunicación no somos nadie, somos invisibles y vulnerables. Pero debemos comunicar con eficacia y acierto, y aunque parezca fácil, no lo es, así que este libro publicado por Cossetània Edicions es una herramienta que te puede ayudar más de lo que piensas.

Un libro para el día a día y para todos los públicos porque la comunicación es uno de los motores que nos mueven, que nos hace relacionarnos y, en definitiva, las relaciones son la vida, así que mejor que no nos falle una de las herramientas esenciales, sea en el formato que sea, aunque me quedo con la comunicación personal, sin ninguna duda.